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‘Lucharé por el acceso a la justicia”: Eréndira Cruzvillegas

Eréndira Cruzvillegas, consejera jurídica de la cdmx, cuenta cómo ha sido la cercanía con la gente y los retos que vienen en la transformación de la ciudad de México, de la mano de las mujeres

Por Samuel Ocampo 

Originaria de la Ciudad de México, Eréndira Cruzvillegas Fuentes es abogada y comunicóloga por la UNAM. Su trayectoria la inició en defensa de los derechos humanos, con organizaciones de la sociedad civil. En los últimos años, ha encabezado diversas tareas como servidora pública. Desde octubre, es la nueva titular de la Consejería Jurídica de la Ciudad de México.

¿Cómo se define Eréndira Cruzvillegas Fuentes?

Hija de la migración, hija de dos personas luchadoras sociales. Tuve el honor de nacer en una colonia popular al sur de la Ciudad de México. Soy hija del esfuerzo, de la cultura, de la lucha y de la participación comunitaria. Tengo el honor de ser parte integrante de una comunidad eclesial de base de la Teología de la Liberación y, gracias a ello, empecé a participar en proceso de defensa de derechos humanos desde muy corta edad. Tuve la fortuna de ser hija también de la educación pública. Soy egresada de ella, muy orgullosamente, desde mi preescolar hasta el final de mi formación y por supuesto, de la Universidad Nacional Autónoma de México, en la cual tengo 30 años de dar clase.

¿De dónde nace su interés por la aplicación de la ley del derecho?

Antes de que yo naciera, mi mamá luchó mucho. Mi papá participó en el Movimiento estudiantil de 1968. Ella lo buscaba.Hubo un momento en que él estaba desaparecido y, después, afortunadamente, lo encontró. Ellos siempre han participado en procesos sociales. Desde la lucha por la tenencia de la tierra en mi colonia, porque hubiera agua, luz, banqueta, escuelas. La lucha por la justicia y dignidad la traigo desde antes de nacer. Gracias a eso, mis papás no querían que estudiara Derecho porque lo vinculaban con el PRI, con la corrupción. Por eso mi primera carrera es Comunicación y Ciencias Políticas. Después, la vida cotidiana y los procesos de participación social me obligaron a estudiar Derecho como parte importantísima de quienes venimos de movimientos de izquierda y trabajo comunitario.

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Hablando de trabajo comunitario, Chiapas en 1994 fue de los primeros trabajos que realizó, ¿cómo le marcó profesionalmente esa situación?

En 1994 venía de un trabajo previo. Estuve en El Salvador, trabajando en los Acuerdos de Paz. Obviamente, estos trabajos de la iglesia progresista y la lucha por la dignidad de las personas me vincularon con gente muy querida, como don Sergio Méndez Arceo, en Morelos.

Trabajé mucho tiempo en proceso de municipalidad, de trabajo local y de poderes locales. Posteriormente, el 94 fue muy fortuito porque yo fui hacer un proceso de revisión personal:un retiro. Yo quería ser monja. Entonces me tocó el 94 en esos retiros con Gonzalo Ituarte, que es Fray Gonzalo. Ahora él es el Superior de los Dominicos.

Obviamente, ya conocía a Tatic Samuel Ruiz y con él me tocó estar muy de cerca con la Diócesis de San Cristóbal de Las Casas, con gente como Miguel Álvarez, de Serapaz, con muchos grupos y procesos que, en ese tiempo, nos quedamos con los círculos de paz.

Me marcó definitivamente darme cuenta que éramos dos Méxicos: que cuando yo venía a la Ciudad de México, les decía “oigan, está pasado esto en Chiapas”, y la gente me decía: “oye, no puedo creer que esto esté pasando en Chiapas”.  Acá era como si no pasara nada…

Eréndira Cruzvillegas ahora encabezará la Consejería Jurídica del Gobierno capitalino.

Sobre la lucha de la legitimidad, ahora que encabeza la Consejería Jurídica del Gobierno capitalino, ¿qué retos vienen?

Es un honor estar con una gran mujer como Clara Brugada, y qué mejor ser parte del proceso de transformación de esta ciudad, de abonar al segundo piso de la Cuarta Transformación, con un grupo de personas que venimos de la lucha, en su mayoría. Soy una chilanga de corazón y los retos importantes son estar cercanos a la población. Poca gente sabe qué hace la Consejería Jurídica.

Es la instancia que aglutina todos los derechos, la que hace posible que los derechos sean reales, tangibles, concretos para la gente. Eso es bonito, porque nos toca el Registro Civil, los Registros de la Propiedad y de Comercio, la Defensa Pública. También, los cuestiones del orden de Sanciones Administrativas.

Algo interesante que pasa por la Consejería Jurídica es la dimensión de la formación y la vinculación normativa, reglamentaria y legislativa. Es un gran reto atender a lo que se establece en una Constitución como la de la Ciudad de México.

Para mí, es un honor ayudar en equipo de mucha cercanía con la gente.

Algo muy importante es que todos y todas sepan qué va a ser con los grupos prioritarios. Sobre todo, con las personas que hacen las gestiones que son las mujeres, las personas mayores, los niños y las niñas, porque, finalmente, son los beneficiarios y beneficiarias de estos derechos y posibilidades del orden registral.

¿Cuál es la principal encomienda de Clara Brugada?

Una visión de las periferias; es decir, venimos de las periferias ella y yo, y de estar cerca de la gente que hace cuatro, cinco horas para llegar al Zócalo para hacer un trámite.

Entonces, como dice ella, podemos estar más cercanas a esta población. Su encomienda es hacer gentiles, amables, con calidad y calidez, los servicios que ofrecemos como Ciudad de México.

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¿Qué servicio me beneficiaría, como capitalino, la Consejería?

Todos los derechos se derivan de un derecho primigenio, que es el derecho registral. Y el derecho registral en materia civil. Elijamos el Registro Civil, que se da con un acta.

Con actos también. Como es alguien que se casa o alguien que culmina sus relaciones. Evidentemente, ese tipo de derechos son los más cercanos.

También están vinculados el derecho a la tenencia, o a la Lógica del Comercio y de la Propiedad. Estos derechos son fundantes, son los principios del Derecho Colectivo, que la propia Revolución Mexicana dejó en 1910.

Es importante volver a colocar y reivindicar estos servicios que ofrece la Ciudad de México y el Gobierno de la Ciudad de México con la Consejería Jurídica.

Es tiempo de mujeres, ¿qué podemos esperar de usted siendo parte del gobierno capitalino?

Es un honor vivir esta historia, Claudia Sheinbaum dejó sentados precedentes en esta ciudad y hay continuidad a las cosas que dejó. La Presidenta viene de una lucha social.

También Clara y yo misma. Nos hermana un proceso de lucha y procesos en los cuales nos retan como mujeres para no solamente demostrar qué podemos hacer; qué sabemos, sino qué tenemos la inteligencia humana en términos de calidad y cercanía con la gente.

Hablando de defensores, de justicia y de derechos en la CDMX uno de los casos muy emblemáticos fue el News Divine, ¿cómo le marcó?

News Divine es hablar de la juventud y las juventudes de las periferias; de su derecho al sano esparcimiento y a su recreación. Yo, que vengo de las periferias, me sentía identificada con las mamás, con las señoras, cuando tuve la oportunidad de servir a través de la Comisión de Derechos Humanos de la CDMX.

Para mí era identificarme plenamente en términos de decir lo que no queremos que vuelva a suceder. No queremos que en esta ciudad haya impunidad.

La doctora Claudia Sheinbaum ha sido muy clara y, ahora, Clara Brugada, en términos de la cero impunidad formales para esta población.

Hablando de madres y derechos, usted fue fiscal Especializada contra Desapariciones Forzadas en la PGR. Caminó con ellas en el país, ¿qué aprendió?

Encontré grandes maestras de vida. Las madres buscadoras me han enseñado que la justicia es una palabra fácil de mencionar, pero es un proceso en el que hay que tener herramientas de Estado correctas para ver que se pueda abrazar la verdad y la justicia. No podemos hablar de una justicia si no sabemos la verdad. Más en estas lógicas lamentabilísimas, en estos procesos de desaparición.

En la Comisión Nacional de Derechos Humanos fue Cuarta Visitaduría, ¿cómo le fue?

Luis González Pérez, titular de la CNDH, fue muy abierto a las propuestas que se hacían, porque me tocaba ver temas diversos. Lo sustantivo eran las mujeres. Me tocó el programa de mujeres y el de indígenas, además de ver los derechos a la vivienda, a la salud y otros derechos colectivos. Fue muy interesante, porque tuvimos la oportunidad de que todo el Programa Nacional que implicaba la Ley General por una Vida Libre de Violencia permitió  que, a través de la CNDH, se realizaran las políticas públicas que se destinaban a eso. Hicimos una escuela itinerante de mujeres y una de indígenas, con el aval de la UNAM. En el caso indígena, de todas las universidades interculturales. Fue estimulante, porque no solamente hicimos publicaciones, construcción del pensamiento o propuestas legislativas, propuestas en torno de aplicabilidad de política pública y de presupuestos sino, también, formamos cuadros en el país.

En la Dirección Jurídica de la Secretaría de Cultura, ¿cómo le fue?

Tuve una jefa de lujo. Tener a la secretaria Alejandra Frausto, quien ahora será secretaria de Turismo de la ciudad, y con el licenciado Andrés Manuel López Obrador. Sin una voluntad en ese sentido poco se puede hacer.

Aquí nos tocó hacer arquitectura normativa –porque era la Secretaría más joven, al pasar de ser un Consejo a una Secretaría–, con dos grandes institutos como el INBA, el INAH y el Instituto Nacional del Cine y 65 órganos de Estado son vinculados aquí.

La Secretaría de Cultura ha hecho cosas muy interesantes, como generar la visión de que la cultura es un derecho humano, como lo establece el Artículo 24 de la Declaración Universal de los Derechos Humanos.

Si pudiera hablar con la Eréndira Cruzvillegas Fuentes que dirigió CENCOS, hace años, y soñaba con transformar un país, ¿qué  le dirías ahora?

Le diría a la Eréndira que tiene 20 años, (ya le doblo la edad), que hemos logrado muchas cosas. Nos falta por avanzar, no debemos de cejar, y todas las batallas nunca son a solas, siempre las batallas son en colectivo, colegiados y caminando en comunidad.

¿Qué le dirías a Samuel Ruiz?

Gracias por todo lo que me enseñó; gracias por sus palabras sabias de escuchar, de caminar, de no correr, y sobre todo, de una alegoría que me dijo cuando era yo directora de CENCOS “Eréndira, recuerda que a una vara la rompen fácil; pero si juntas muchas varas nunca las van a romper”.

¿Y qué le diría a su padre?

Que sí se pudo, que sí se pudo. Mi papá siempre soñó por un México diferente, por un México que se transformaba en instituciones. Que gracias porque nos formó en la rebeldía; que gracias por formarnos críticos. Que nunca vamos a dejar de ser así, porque es lo que nos permite que los países, las sociedades y las personas nos transformemos.

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