Jornada de 40 horas sí, pero con deducción total de prestaciones: advierten empresarios
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Ante la inminente reforma para reducir la jornada laboral de 48 a 40 horas semanales, el sector empresarial advirtió que será necesario aplicar incentivos fiscales para evitar afectaciones a la competitividad y al empleo formal.
Como medida clave, proponen que las prestaciones laborales sean deducibles al 100 % del Impuesto Sobre la Renta. Aquí en el sitio de “El Mundo del Derecho” te damos los detalles al respecto.
Proponen deducir el total de prestaciones laborales
El planteamiento fue expuesto por representantes del comercio, la industria y el sector agroalimentario, quienes coincidieron en que el impacto económico de la reforma debe mitigarse con una política fiscal que acompañe su implementación.
Entre las propuestas más relevantes destaca la posibilidad de permitir la deducción total de prestaciones como vacaciones, aguinaldo, horas extra, reparto de utilidades y otras cargas sociales. De acuerdo con la Confederación Patronal de la República Mexicana (Coparmex), esta medida permitiría “fomentar la formalidad y facilitar la aplicación gradual de la jornada de 40 horas”.
La Confederación de Cámaras Industriales (Concamin) también ha insistido en que la reforma no puede avanzar sin “estímulos fiscales con deducción al 100 % de la nómina adicional”, ya que muchas pequeñas y medianas empresas no tendrían margen para absorber el costo.
Advierten sobre sobrecostos y falta de talento
Diego Cosío Bartón, presidente de la Asociación Nacional de Tiendas de Autoservicio y Departamentales (ANTAD), señaló que reducir la jornada en sectores que operan los siete días de la semana implicaría contratar al menos 14.7 % más personal, lo que representa un “alto costo operativo”.
“Esto implicará un reto logístico muy grande, sobre todo ante la falta de choferes, almacenistas y técnicos capacitados. Es un buen objetivo, pero requiere una implementación realista”, advirtió el representante empresarial.
Desde el sector agroalimentario, Juan Pablo Molina Baranzini, vicepresidente del Consejo Nacional Agropecuario, respaldó la reforma, pero propuso que su entrada en vigor sea escalonada a partir de 2026.
“Apoyamos una reducción de una hora por año. Eso permitiría planear, invertir en tecnología y reorganizar procesos sin dejar a nadie atrás”, afirmó. También solicitó ampliar el decreto que otorga beneficios fiscales a empleadores del campo para evitar que más empresas migren a la informalidad.
Gradualidad, punto en común
Diversas organizaciones del sector privado han coincidido en que la reforma debe aplicarse de manera progresiva, permitiendo que cada sector se adapte conforme a su naturaleza operativa. La propuesta general es comenzar con una jornada de 47 horas en 2026 y llegar a las 40 horas hacia el año 2030.
Además, consideran fundamental que los legisladores incluyan en el paquete de reformas laborales una política de incentivos fiscales, de lo contrario —advierten— podrían generarse efectos adversos como menor inversión, menor productividad y pérdida de empleos formales.
En conclusión, el sector empresarial no se opone al objetivo de mejorar el equilibrio entre trabajo y vida personal, pero considera que su viabilidad depende de acompañar la reforma con medidas fiscales que protejan la estabilidad económica y el empleo. La discusión ahora pasa por el Congreso, donde se definirá si el cambio en las horas de trabajo viene respaldado por un ajuste en el marco tributario.
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