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¿Trabajadoras del hogar o domésticas? El marco de la ley en México lo explica

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En los últimos años, distintas organizaciones, instituciones públicas y especialistas han hecho un llamado claro: dejar de utilizar el término “trabajadora doméstica” y adoptar, en su lugar, la expresión “trabajadora del hogar”.

Lejos de ser una corrección menor o un tecnicismo, el lenguaje importa y refleja el respeto a los derechos laborales, humanos y sociales de un sector históricamente invisibilizado. Aquí en el sitio de “El Mundo del Derecho” te damos los detalles al respecto.

Un cambio de lenguaje, un acto de justicia

El uso de términos como “doméstica”, “sirvienta” o incluso “chacha” fueron comunes durante muchos años, pero con el tiempo han sido señalados por reforzar estigmas de clase, género y subordinación.

Por ello, tanto organismos públicos como colectivos laborales recomiendan el uso de “trabajadora del hogar”, una expresión que reconoce la labor digna, profesional y con derechos de más de 2 millones de personas —en su mayoría mujeres— que desempeñan estas funciones en México.

¿Qué dice la ley?

La Ley Federal del Trabajo, en su Artículo 331, establece que son personas trabajadoras del hogar aquellas que realizan actividades de aseo, asistencia o cuidados dentro de un hogar particular, ya sea que residan o no en el mismo.

Este término ha sido adoptado de manera formal por instituciones como:

  • La Secretaría del Trabajo y Previsión Social (STPS)
  • La Comisión Nacional para Prevenir la Discriminación (Conapred)
  • El Consejo para Prevenir y Eliminar la Discriminación de la CDMX (COPRED)
  • El Sindicato Nacional de Trabajadores y Trabajadoras del Hogar (SINACTRAHO)

Todas coinciden en que el lenguaje no solo comunica, sino que también educa y transforma realidades.

El impacto de nombrar con dignidad

Cambiar la forma en que nos referimos a este sector no es un gesto simbólico. Ya que al decir “trabajadora del hogar”:

  • Se visibiliza su trabajo como una ocupación formal con derechos laborales.
  • Se combate la idea de servidumbre o informalidad.
  • Se facilita su inclusión en programas, políticas públicas y seguridad social.

Además, organizaciones feministas y defensoras de derechos laborales coinciden en que esta transformación lingüística es también una forma de combatir la discriminación estructural que históricamente ha marginado a estas mujeres.

En conclusión, nombrar correctamente es el primer paso para dignificar a las trabajadoras del hogar que es un acto de responsabilidad en materia legal.

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