Por Jazmín Bonilla García
El día siguiente al 8M suele destinarse al día sin mujeres, fecha en que las mujeres simulamos ausencia con el propósito de visibilizar nuestra importancia en la sociedad: el nueve nadie se mueve. Y es que, ¿qué pasaría si un día el mundo se quedara sin mujeres?
A propósito de estos días y de la idea de pensar en la ausencia de las mujeres, no pude dejar de reflexionar sobre una iniciativa de reforma a la legislación laboral presentada hace algunos años en nuestro país, de la que se dijo mucho en medios de comunicación, redes sociales, oficinas, escuelas y pláticas de sobremesa, algunas de ellas en tono de burla, otras tantas como crítica y otras muchas celebrando la propuesta.
Me refiero a la iniciativa para modificar tanto la Ley Federal del Trabajo como la Ley Federal de los Trabajadores al Servicio del Estado con el propósito de autorizar a las mujeres trabajadoras y personas menstruantes a quienes se les haya diagnosticado con dismenorrea primaria o secundaria en grado incapacitante, que dispusieran de una licencia, con goce de sueldo, de dos días cada mes, presentando el certificado médico respectivo.
La noticia fue celebrada por muchas de nosotras porque, al final, solamente nosotras sabemos en carne propia lo que es padecer, mes con mes, de dolores que te impiden llevar a cabo tu vida con normalidad, porque sí, en “esos días” todo cuesta más: desde irte a la cama a dormir con el temor de manchar tus sábanas, decidir qué ropa es mejor usar -de la que logres que te “quede” o “te acomode”-, hasta realizar tus cuidados maternos, entrenar como regularmente lo haces y concentrarte en tus labores cotidianas.
A pesar de que todas quienes estamos en edad de menstruar sabemos lo que es lidiar con esto algunos días del mes, todos los meses: no todas lo experimentamos de la misma manera. Para algunas, es peor: no lo digo yo, lo dicen la ciencia y los números.
Trataré de ser breve. La Secretaría de Salud define la dismenorrea como el dolor menstrual, por lo regular en la parte baja del abdomen y, en ocasiones, en la espalda. Nos explica que existen dos tipos: la primaria y la secundaria. La dismenorrea primaria es el dolor que comienza con el periodo menstrual no relacionado con algún padecimiento subyacente, mientras que la secundaria es el dolor que se presenta con motivo de un padecimiento como la endometriosis, miomas y la enfermedad inflamatoria pélvica.
De acuerdo con datos de la propia Secretaría de Salud, en México, 1 de cada 10 mujeres en edad reproductiva padecen endometriosis, cifra particularmente relevante si se toma en cuenta que, de acuerdo con las estadísticas de la Secretaría de Economía, en el tercer trimestre de 2024, la población económicamente activa de México ascendió a aproximadamente 61.4 millones de personas, de las cuales, un 40.8% de la fuerza laboral correspondió a mujeres.
Para poner más contexto a esta situación merece la pena mencionar que en la Primera Encuesta Nacional de Gestión Menstrual en México realizada en 2022 por la UNICEF, Essity y Menstruación Digna México se reveló que el 20% de las mujeres, adolescentes y/o personas menstruantes que estudian o trabajan respondió que no cuentan con la infraestructura necesaria para la gestión menstrual en escuelas, oficinas u hogares.
Estos datos son reveladores de que, cuando menos en México, ser mujer parte de la fuerza laboral de nuestro país, en “nuestros días” (como muchas personas prefieren llamarle) puede llegar a ser incapacitante.
En este contexto, una propuesta legislativa de otorgar hasta dos días de licencia por incapacidad era un hecho histórico, una muestra de llevar a nuestro país un paso adelante en el reconocimiento de los derechos de las mujeres, tal como se ha hecho en otros países como España, Japón, Taiwán e Indonesia.
Sin embargo, de esta propuesta a nivel federal hoy solo queda el recuerdo de, por decir lo menos, los acalorados debates.
Pero no todo está perdido, por primera vez en la historia tenemos el Congreso de la Unión más paritario de la historia. Las mujeres que lo integran saben lo que padecemos una vez al mes y la fuerza laboral que representamos las mujeres en nuestro país, así que existe la posibilidad de que el debate legislativo se retome.
Además, si bien no se logró la reforma a nivel federal, existen 4 estados en nuestro país que han aprobado esta licencia.
En Colima, desde el 2022, se previó en el artículo 54 de la Ley de los Trabajadores al Servicio del Gobierno, Ayuntamientos y Organismos Descentralizados del Estado de Colima que tratándose de mujeres o personas menstruantes trabajadoras que se rijan bajo [esa] ley, y hayan sido diagnosticadas con dismenorrea, acreditando dicho padecimiento mediante certificado médico expedido por Médico especialista en Ginecología adscrito a Institución Pública de Salud, podrán acceder a un permiso con goce de sueldo, durante los días que determine el certificado que les sea imposible acudir, por los síntomas propios de esa patología, mientras que en febrero de 2024 previó en su Ley de Educación (artículo 79) la posibilidad de que las mujeres o personas menstruantes estudiantes se pudieran ausentar sin que ello representara una afectación a su evaluación escolar.
Una disposición similar se encuentra en la Ley de los Trabajadores al Servicio de los Gobiernos Estatal y Municipales, así como de los Organismos Descentralizados del Estado de Hidalgo, que en su artículo 17 también prevé la posibilidad de obtener una licencia menstrual de dos días. Mientras que en Nuevo León esta regulación se prevé, desde 2024, en la Ley del Servicio Civil en la que se regulan dos aspectos: por una parte, la posibilidad de sustituir el trabajo presencial por trabajo a distancia también por dos días y, por otra, la licencia menstrual en los casos en que no sea posible laborar a distancia.
Finalmente, en Michoacán, desde octubre del 2024, se previó en su Ley de los Trabajadores al Servicio del Estado de Michoacán de Ocampo y de sus Municipios, la licencia menstrual por dos días también.
Cuatro estados en nuestro país son pioneros en esta regulación y no parece existir hasta ahora algún reporte negativo por la implementación de esta medida. Sigamos avanzando en la protección de nuestros derechos. El camino aún es largo, pero juntas podemos lograrlo.