Los nuevos jueces federales con perfil humanista
[vc_row][vc_column][vc_column_text]Por: René Ramos
El humanismo no es una cuestión novedosa que haya surgido hace poco, sino que sus antecedentes se remontan a las civilizaciones de Grecia y Roma. Esta forma de pensamiento, siempre ha estado relacionada con la dignidad humana.
Después de que terminó la Segunda Guerra Mundial, en el contexto de los horrores que existieron con los judíos, en Alemania se estableció a nivel constitucional, que la dignidad humana debía ser considerada como el fin del derecho.
En nuestro país, la reforma constitucional en materia de derechos humanos de junio de 2011, no sólo buscó un cambio de redacción en diversos artículos constitucionales, sino que se tenía la intención de enfatizar la importancia de velar porque los seres humanos fuéramos respetados como personas y no como objetos de derecho, con lo que se dio un paso muy significativo en humanizar la Constitución y particularmente el juicio de amparo.
Sin embargo, los jueces federales en ocasiones parece olvidaron que forman parte de las autoridades del país que, en términos de lo dispuesto por el artículo 1º constitucional, están obligadas a promover, respetar, proteger y garantizar los derechos humanos.
Sentencias emblemáticas en nuestro país, como la contradicción de tesis 293/2011 o la contradicción de tesis 152/2021, tardaron años en ser resueltas por el Máximo Tribunal, lo que resulta una constante, no sólo en la Suprema Corte, sino en muchos de los órganos jurisdiccionales. La tardanza en la impartición de justicia, es contraria a la dignidad humana y, por tanto, a los postulados constitucionales.
Por ello, es indispensable que los jueces tengan una visión humanista, conscientes de que los justiciables no son objeto de derecho, sino seres humanos. En este sentido, en todos los juicios se les debe dar un trato digno a las personas, lo que significa que se les debe recibir y atender cuando lo soliciten, conocerlos, entender personalmente la problemática que los quejosos plantean; no buscar pretextos para admitir las demandas o prevenirlas; y resolver los asuntos a la brevedad. Los jueces deben promover, respetar, proteger y garantizar los derechos humanos de los justiciables que acuden ante ellos, y no sólo evidenciar, a través de sus sentencias, cuando alguna otra autoridad no cumple con tales exigencias.
El buen juez, por su casa empieza.
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