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La violencia en México, una solución entre Tántalo y Edipo

Por: Victor Hugo González Rodríguez

La violencia acompaña a la humanidad desde su origen. 

En el Edén Dios prohibió a las primeras dos personas, comer del árbol. La ingesta del fruto constituyó la desobediencia con la autoridad. La consecuenciafue la expulsión y, la condición de mortales para ambos “infractores”. 

El Rey Tántalo, que disfrutaba del favor de los dioses, abusó de su privilegio. Robó néctar y ambrosía para los suyos y, asesinó a su propio hijo Pélope. La repercusión fueron el hambre y la sed eternas en el inframundo. 

Edipo, por su parte, cometió parricidio produciendo el suicidio de Yocasta, que Edipo se sacara los ojos y que se exiliara. 

La sociedad actual no es mejor ni peor que las anteriores, es, simplemente, un colectivo integrado por personas que con sus actos vulneran la convivencia, la paz y la seguridad. 

Combatir las causas que producen la violencia contribuye a su diminución, pero no la erradica, porque con eso no se cambia el espíritu humano.

La mitología nos da las respuestas. 

El inframundo constituye la antítesis de la ley. La paz es el paraíso de las sociedades modernas, que se basa en la observancia de las reglas que el soberano libremente consolida para el bien común. El entendimiento de las personas depende del ejercicio de la libertad a partir de la idea de que todo está permitido, salvo lo que produce afectación a un tercero.  

Además, cada persona debe elevar su espíritu actuando con virtud. Lograrlo, produce felicidad y evita la violencia. Eso explica la “auto-sanción” que Edipo se asigna. 

El combate a la violencia, o, dicho de otro modo, la aspiración para vivir en paz, es corresponsabilidad de todos. Del Estado observando la ley y, de las personas, viviendo con decencia.       

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