Justicia democrática, la nueva era del TEPJF
Por Abraham Cambranis Pérez
La implementación de la Reforma Judicial debe marcar el inicio de una nueva etapa, no solo en la SCJN sino, también en el TEPJF
A dos meses de que rindieran protesta una magistrada y un magistrado de la Sala Superior del Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación (TEPJF); así como quince magistradas y magistrados de las Salas Regionales del propio Tribunal, y con ello se materializará la nueva dinámica de la justicia electoral mexicana; la elección de las y los integrantes de los órganos jurisdiccionales ha alcanzado un punto de inflexión, que promete transformar la relación entre la ciudadanía, y las instituciones.
El reciente cambio en los mecanismos de designación y elección judicial representa un paso decisivo hacia un modelo de justicia más participativa, transparente y cercana a la sociedad, donde el voto popular se convierte en un ejercicio de corresponsabilidad democrática con la imparcialidad y la legitimidad del sistema de justicia electoral.
El voto ciudadano como nuevo eje de legitimidad.
La posibilidad de que la ciudadanía elija directamente a quienes impartirán justicia electoral, desde las salas regionales hasta la Sala Superior del TEPJF, constituye un logro significativo en la consolidación de la democracia. Este modelo reafirma el principio de soberanía popular y fortalece la rendición de cuentas judicial, al situar en el centro del sistema no solo la norma, sino también la confianza pública.
Es por ello que, este proceso de selección respaldado por un marco jurídico fortalecido, requiere que como órganos colegiados que son actúen con independencia y convicción jurídica, para ello la diversidad de pensamientos y experiencias entre sus nuevos miembros debe nutrir decisiones que se soporten tanto en la Constitución como en la Ley, promoviendo una interpretación que priorice los derechos humanos y el interés público.
En el caso de la justicia electoral, la autonomía, la independencia judicial y la integridad profesional, son principios que se convierten en el cimiento ético y jurídico de las resoluciones que buscan no solo ser correctas en lo argumentativo y técnico, sino también convincentes y legítimas ante los ojos de la ciudadanía a quién esta nueva justicia debe estar dirigida a servir de mejor manera, dejando a un lado los formalismos innecesarios, que la mayoría de las veces retrasan su impartición.
Retos de un Tribunal Electoral plural y con rostro ciudadano.
El TEPJF enfrenta hoy el desafío de consolidarse como una institución plural, paritaria y representativa; la inclusión de personas con discapacidad, mujeres, pueblos indígenas, juventudes, migrantes y la comunidad LGBTIQANB+, no solo es cuestión de justicia social, sino un requisito democrático para que la defensa e interpretación de los derechos político-electorales refleje la realidad del país.
La justicia electoral con perspectiva ciudadana requiere que los tribunales actúen con independencia, sensibilidad y convicción constitucional, en virtud de que una magistratura comprometida y técnicamente sólida puede ser el eje que restaure la credibilidad institucional, especialmente en un entorno donde la desinformación y la polarización ponen a prueba la confianza pública.
Para ello, se tiene que atender directamente a la ciudadanía, ponerle rostro a los escritos de demanda, a través de audiencias públicas en las que se visibilicen a las personas en las que está recayendo la decisión jurisdiccional y sean escuchadas todas las voces y su contexto. En esta etapa de transición, el equilibrio, visión técnica y sentido institucional de quienes juzgan son elementos indispensables para consolidar una justicia electoral más cercana a la ciudadanía y coherente con los principios democráticos que la inspiran.
Retos del TEPJF
Consolidarse como una institución plural, paritaria y representativa sin exclusiones lo cual no es solo una cuestión de justicia social sino un requisito democratico.

