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Colegiación de la Abogacía y su herramienta de profesionalización

Por Cristina Vizcaíno Díaz

UN ANÁLISIS QUE DESTACA LA SITUACIÓN ACTUAL DE LA ABOGACÍA EN MÉXICO, ASÍ COMO LOS PROPÓSITOS DE LOS COLEGIOS DE ABOGADOS PARA SU BUEN DESARROLLO

El correcto ejercicio profesional de la abogacía de cualquier país, coadyuva al equilibrio de las relaciones sociales, empresariales y gubernamentales, fomentando la credibilidad y certeza en el ejercicio profesional de las y los abogados, observándolos como un actor transformador del entorno social. 

En nuestro caso, contar con una abogacía capacitada, ética y comprometida con su función social, resulta ser una ecuación perfecta para el desarrollo de México y el desarrollo social del país. 

La objetividad, claridad y análisis son importantes cuando se trata de dar una verdadera solución al problema. Pero, ¿cómo se percibe la condición actual de la abogacía? ¿Cómo podemos lograr juntos la profesionalización de los y las abogadas

La situación actual de la abogacía en México 

La Secretaría de Economía reporta que, en 2025, existen alrededor de un millón 245 mil 762 egresados de la carrera de Derecho; de este número, 449 mil están ocupados, ganando un salario promedio mensual de 8.13 mil pesos. Las entidades federativas que cuentan con un mayor número de abogados son la Ciudad de México, Estado de México y Puebla. Nótese, que existe una relación directa entre las entidades con mayor desarrollo industrial o económico y la presencia ó formación de profesionales del Derecho que egresan de alguna universidad.

Las carreras de Humanidades, entre ellas, Derecho, tienen altas matrículas de egresados, frente a las carreras apegadas a la ciencia. Se traduce a que los ingresos de los abogados en el país son variables, oscilan entre 7 mil a 11 mil pesos mensuales en las entidades con menos desarrollo económico, siendo que, en ciudades con más industria, los abogados obtienen ingresos mensuales notablemente superiores.

La brecha entre los ingresos de unos y otros, marca una diferencia en su capacitación, formación educativa y ética, y especialización.  Por tanto, observamos que los profesionales con menores ingresos rara vez asumirán compromisos sociales con sus comunidades o entorno, pues su principal preocupación es la supervivencia.

El continuo esfuerzo sin una retribución digna, ha provocado, en el gremio de la abogacía, desinterés o apatía por la constante y reiterada falta de oportunidades. A la larga, estas condiciones  crean un círculo vicioso que nos puede llevar a la falta de profesionalismo y competencia desleal bajo conductas antiéticas.  

Sumado a lo anterior, en distintas entidades industriales como el sector turístico, petrolero, aduanal, entre otros, observamos un fenómeno recurrente: las empresas nacionales o internacionales que llegan a esos lugares para desarrollar actividades comerciales y que requieren apoyo o representación jurídica, normalmente no buscan el apoyo de la abogacía local, justificándose en la falta de especialización de los abogados locales.

A lo largo y ancho del país hay un sinfín de grupos de abogados que se han reunido con un objetivo específico y lícito, pero que no han formalizado su funcionamiento, por tanto, no cuentan con una estructura administrativa definida o normatividad interna aplicable. En contraposición, en la Ciudad de México actualmente existen 21 colegios de abogados que cuentan con registro oficial, emitido por la Dirección General de Profesiones dependiente de la Secretaría de Educación Pública.

Las atribuciones y propósitos de estos 21 organismos públicos no gubernamentales, a quienes se les ha otorgado el registro de colegio, es que necesariamente deben incluir actividades gremiales, establecidas en el artículo 50 de la Ley Reglamentaria del artículo 5° Constitucional.

Entre las más importantes está vigilar que el ejercicio profesional se realice dentro del plano legal y moral; prestar amplia colaboración al Poder Público como cuerpos consultores; colaborar en la elaboración de planes de estudios profesionales; formar una lista de miembros por especialidades para llevar el turno, conforme al cual deberá prestarse el servicio social; y formar listas de peritos profesionales, por especialidades, que serán las únicas que sirvan oficialmente.

La labor social de los colegios es fundamental para el correcto ejercicio de la profesión, la defensa de la justicia, redignificación de la abogacía y el apoyo social.

Las razones por las que la mayoría de las y los abogados en este país deciden no colegiarse son múltiples. Requieren observar objetivos y metas claras de los colegios; promover o permitir la colaboración activa de toda la membresía, evitando la participación de unos cuantos; clarificar el beneficio real y directo de pertenecer a un colegio desde la formación de los estudiantes de la carrera de Derecho, así como a los egresados que no saben qué es la colegiación; reducir las brechas económicas en las cuotas anuales, inscripción y reuniones nacionales e internacionales de los colegios; ofrecer incentivos para promover el sentido de pertenecía en su membresía.

Retos de la abogacía colegiada

La mejora de la normatividad que hoy regula el ejercicio profesional de la abogacía y el funcionamiento con perspectiva social de los colegios impone diversas obligaciones a las y los abogados: capacitación permanente, conducta profesional ética y cumplir con el compromiso social.

Dichas actividades marcarán la diferencia entre la dignificación de la profesión de la abogacía, el aumento de la calidad del servicio jurídico profesional que ofrecen y, por ende, una mayor satisfacción de sus clientes, ejecutado bajo reglas éticas, generando un incentivo para fomentar la seguridad y certeza jurídica de las inversiones, y lo más importante, obtener como consecuencia un buen desarrollo del país.

Destacado

En México,  sólo tres colegios de abogados tienen representación en todo el país: el ilustre  y Nacional colegio de abogados de México,  la barra mexicana de colegio de abogados y la asociación nacional de abogados de empresa.

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