¿Cómo se castiga en México el abandono de bebés? Esto dice el Código Penal
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Dejar a un recién nacido sin cuidado no solo es un acto de crueldad, también es un delito tipificado en la ley. En la Ciudad de México, el Código Penal establece sanciones que pueden ir de tres meses a tres años de prisión, además de multas y hasta la pérdida de la patria potestad si el responsable es padre, madre o tutor.
Pero el castigo puede variar en cada entidad del país, aquí en el sitio de “El Mundo del Derecho” te damos los detalles al respecto.
¿Qué dice la ley en la CDMX?
El Artículo 156 del Código Penal para la Ciudad de México señala con claridad: “Al que abandone a un incapaz teniendo obligación de cuidarlo, se le impondrá de tres meses a tres años de prisión y de treinta a cien días multa”.
La norma también prevé un aumento de la pena cuando el abandono ponga en riesgo la vida del bebé: “Si a consecuencia del abandono el incapaz sufriere un daño en su salud o se pusiere en peligro su vida, la sanción se aumentará hasta en una mitad”.
¿Y qué pasa cuándo el abandono ocurre en otras entidades?
Aunque esta regulación es propia de la CDMX, cada estado del país tiene sus propias sanciones. En el Estado de México, por ejemplo, el código penal castiga con seis meses a dos años de prisión, pero si el menor fallece a causa del abandono, la pena se eleva hasta ocho años de cárcel.
Por su parte, el Código Penal Federal establece en su artículo 335 que “al que abandone a un niño incapaz de cuidarse a sí mismo, teniendo obligación de cuidarlo, se le impondrán de un mes a cuatro años de prisión”.
Protección reforzada a la infancia
Estas disposiciones reflejan el principio de interés superior de la niñez, que obliga al Estado a garantizar la seguridad de los menores.
Por ello, además de la pena de cárcel y multa, la ley establece que “cuando el abandono sea cometido por ascendientes o tutores, se aplicará además la suspensión o pérdida de derechos familiares”.
En conclusión, el abandono de bebés en México no se considera una simple omisión, sino un delito grave. El mensaje de la ley es contundente: ningún menor puede quedar desprotegido.
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