La observación crítica de la reforma electoral
[vc_row][vc_column][vc_column_text]Por José Ramón Cossío Díaz, abogado y ex ministro de la SCJN (@JRCossio)
A partir del 1° de septiembre, México contará con un nuevo sistema de impartición de justicia. Una buena parte de los titulares de los órganos jurisdiccionales de la Federación y de las entidades federativas habrán sido electos mediante el voto popular expresado el pasado 1° de junio.
El tamaño del cambio en los métodos de selección ha ido acompañado —y a su vez generado— por enormes expectativas acerca de lo que los nuevos juzgadores habrán de hacer al comenzar a ejercer sus funciones. De manera particular, referente a lo que el sistema de elección directa producirá en la cercanía a las causas populares, los tiempos de resolución de los asuntos, la incorporación de nuevas agendas, el combate al nepotismo y la corrupción, así como otros temas igualmente sensibles e importantes.
Más allá de las muchas —y a mi juicio bien fundadas— críticas a los motivos de la reforma, su tramitación legislativa y su implementación electoral, lo cierto es que a partir del primer día de septiembre habrá una nueva composición judicial, unos relevantes y profundos cambios en las expectativas, así como en la simbología sobre lo que se supone deberá ser la nueva judicatura mexicana.
Además de los aspectos relacionados con lo que se quiere o debe hacer en la época que comienza, una parte relevante de la narrativa del cambio al que estamos asistiendo tiene que ver con lo que es necesario superar de los años anteriores. Sobre la forma de enfrentar a los problemas que había, sea por la necesidad de justificar la reforma y sus efectos o sea como un método auténtico de avanzar hacia algún lugar en la impartición de justicia.
La gran cantidad de elementos que en diferentes intensidades y direcciones concurren en torno a la reforma judicial, sus expectativas, consecuencias y alcances, hacen necesaria la creación de distintos medios y métodos de observación. Por una parte, es indispensable saber quiénes y por qué fueron designados y elegidos, pero también y hacia el futuro, cuál es su comportamiento judicial cotidiano, sus tiempos de resolución, sus cargas ideológicas, la satisfacción de las ofertas de campaña y la percepción que sobre ellos se tenga.
Por otra parte, es primordial identificar los procedimientos con que los nuevos juzgadores —en todos los niveles y materias— actuarán respecto de los precedentes heredados por sus antecesores en la creación de su propia jurisprudencia. Es importante identificar, en efecto, qué es lo que los nuevos jueces, magistrados y ministros harán con los criterios que había en materia de derechos humanos —salud, educación, debido proceso, etcétera—, división de poderes, relaciones entre la Federación y las entidades federativas, por ejemplo. También sobre lo que harán en lo que concierne a las garantías de protección de los derechos humanos de fuente constitucional o convencional, la procedencia del amparo o el interés legítimo.
En otro rango de asuntos, será indispensable identificar lo que harán los integrantes de los nuevos tribunales de disciplina judicial —federal y locales—, dada la enorme importancia y fuerza que tendrán, no sólo para el control de las conductas individuales de los juzgadores, sino también para la construcción de las doctrinas judiciales que vayan a resultar aceptables o sancionables.
Frente a esta diversidad de temas el Tecnológico de Monterrey tomó la decisión de crear su Observatorio de la Justicia. Los trabajos preparatorios comenzaron en septiembre de 2024 con la conformación del equipo formado por Laurence Pantin, Roberto Lara Chagoyán y por mí mismo. El apoyo de Edna Jaime, Decana Nacional de la Escuela de Ciencias Sociales y Gobierno del Tec de Monterrey, y de Naayeli Ramírez, Decana Noroeste de la Escuela de Ciencias Sociales y Gobierno del Tec de Monterrey, fue fundamental para echar a andar el proyecto, y el de Yadira García Montero para lograr su continuidad.
A partir de septiembre de 2024, comenzamos a identificar los temas sobre los que habríamos de trabajar, los métodos de identificación de los casos y las maneras en las que los presentaríamos a la comunidad jurídica y al público en general. Un número considerable de profesores y alumnos del Tecnológico de Monterrey decidieron participar en la identificación de los criterios y en la determinación de las técnicas mediante las cuales habría de recabarse y exponerse la información. Los trabajos del grupo inicial se vieron reforzados con la participación de diversas organizaciones de la sociedad civil, magistrados y jueces en retiro, así como expertos en inteligencia artificial.
Desde el inicio de los trabajos, surgió un cuestionamiento de gran importancia sobre el sistema que se utilizará para que los datos obtenidos sean dados a conocer. A todos los participantes nos preocupaba que los hallazgos terminaran siendo conocidos por un pequeño grupo de expertos o reducidos a una memoria periódica de difícil o atemporal conocimiento.
La solución a este problema se dio mediante la alianza establecida con el Grupo Editorial El Heraldo de México. Gracias al acuerdo alcanzado y al apoyo de Antonio Holguin Acosta, José Guillermo Silva Aguilar, así como Manuel Pérez Paz y Puente, los resultados del Observatorio serán dados a conocer periódica y regularmente en las dis- tintas plataformas de este Grupo Editorial. Mediante la revista El Mundo del Derecho, de los noticieros, los webinarios y los demás recursos con que cuenta El Heraldo de Mé- xico, la población podrá saber qué es lo que sus juzgadores federales son, lo que hacen y cómo lo hacen.
La segunda etapa de la reforma judicial está por comenzar. Aquella en la que los juzgadores electos habrán de trabajar para aquello por lo que fueron elegidos. La relevancia de lo que van a hacer y las expectativas sobre lo que podrán lograr es enorme y crucial para la salud de la República. Es por ello que, el Tec de Monterrey y El Heraldo de México han decido conjuntar sus esfuerzos. Creemos que más allá de la opinión que a cada uno nos merezca la reforma, es indispensable analizar tanto su desarrollo como sus efectos de manera constante y cotidiana. El proyecto que comenzamos hace varios meses se encuentra listo y, a los resultados que ya ha producido, habrán de agregarse los que masivamente comenzarán a darse el 1° de septiembre. Gracias a la preparación cuidadosa que hemos tenido, podemos decir que estamos listos para colaborar en el entendimiento crítico de lo que muy pronto comenzará a realizarse en todo el país.
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