Una de las carreras más jóvenes dentro de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) la tiene la Escuela Nacional de Ciencias Forenses (ENACIF). Aquí, los estudiantes se preparan en las áreas científicas con el objetivo de abrir puertas para el análisis de datos y razonamiento.
La carrera surgió con base en un programa de la Facultad de Medicina donde se aprobó la Escuela de Ciencias Forenses. Ello significó mudarse de la facultad a una nueva escuela con miras al futuro de lograr ser una facultad, pero eso sólo ocurrirá cuando ya egresen doctores en Ciencias Forenses, una meta a mediano plazo.
A más de diez años de su creación, su titular, Zoraida García Castillo, platica con “El Mundo del Derecho” sobre el plan de estudio y cómo crece la carrera de acuerdo con el perfil del egresado. Es así como recientemente se implementó un diplomado en búsqueda de personas que los prepara para saber cómo identificar, además de abrir su mente para la creatividad y solución.
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Zoraida García estudió Derecho en la Facultad de la UNAM, hizo su doctorado en el Instituto de Investigaciones Jurídicas y asegura que el destino se porta bien con uno, ya que ella quería estudiar Medicina, pero la vida la llevó al Derecho.
Trabajó en la Facultad de Medicina y convivió con médicos, biólogos, genetistas, lingüistas, antropólogos, psicólogos y físicos y fue así cuando conoció que el mundo se abre y te llena de vida.
“El mundo no sólo es el Derecho y es maravilloso; una de las cosas que he promovido en la Facultad de Derecho es que los alumnos entiendan que hay que ser críticos para evitar que el abogado sea engañado. Al abogado hay que enseñarle filosofía de la ciencia, teoría de la ciencia, bases para la crítica científica”, asegura.
La Escuela nació como un programa académico de la Facultad de Medicina de la UNAM en 2013, cuando el Consejo Universitario aprobó la creación de una licenciatura de Ciencias Forenses, y en agosto, recibió a la primera generación con un plan de estudios pensado para cursarse durante cuatro años.
Cada año, asegura su titular, se reciben alumnos con un perfil apegado a un interés en la carrera, en la que la UNAM puso un tinte muy importante.
“Aquí se enseñan ciencias. Queremos que nuestros estudiantes tengan experiencia en laboratorios, en las áreas de físico-matemáticas, química y biología. Es una carrera que se creó por competencias; migramos de una enseñanza tradicional a una que te enseñe a hacer”.
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Hoy día, el egresado busca formas de especializarse después de la carrera con posgrados en genética forense, política criminal, o también eligen una segunda carrera como el Derecho.
Sin embargo, el perfil con el que salen de la carrera de Ciencias Forenses es “lo que deberían tener todos los agentes de Ministerio Público, abogados defensores y ¿por qué no?, también los jueces”, agrega Zoraida García.
Quienes cubran el perfil en razonamiento matemático, lógico, comprensión de textos en español e inglés y también que su vocación no esté confundida, que tengan una idea clara de lo que es estudiar Ciencias Forenses son aceptados.
Para ello, la titular asegura que es importante que la carrera no se confunda con Medicina Forense o con la criminalística o criminología, porque aquí tienen una formación multidisciplinaria.
“En 11 años hemos caminado rápido, ya hay egresados ejerciendo en la Fiscalía General de la República, investigando delitos, en los servicios forenses, en la Procuraduría General de Justicia de la Ciudad de México, varios son buscadores de desaparecidos. También se creó un área forense en la Defensoría de Oficio Federal y ayudan con el defensor para armar las estrategias de defensa. Tenemos egresados en análisis de datos, otros en un área forense de servicios judiciales del Consejo de la Judicatura Federal para el área laboral. Hoy día, su figura está torneando en el ámbito que queríamos que los usaran”, indica.
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A partir de este 2024 se implementó una nueva forma de titulación a través de un diplomado con varios alumnos que lo cursan. Se trata de la búsqueda de personas, con perfilación en la identificación; es decir, los jóvenes se titulan sabiendo cómo buscar. Porque para buscar hay que hacer planes, saber hacer análisis de contexto, saber usar herramientas y eso sólo lo puede controlar un científico forense.
“Damos los pasos hacia las especializaciones, a modo de que los egresados se perfilen y tengan la posibilidad de tener empleos más claros. Aunque ha costado trabajo que abran una figura para el científico forense ya existen especialidades para los cuales son contratados”.
Zoraida García cuenta que en la UNAM se han introducido materias que involucran a las nuevas herramientas, porque conforme la tecnología y las investigaciones avanzan, el abogado debe conocer la ciencia para determinar el momento en el que se debe dejar de realizar una prueba y practicar otra, de esta manea se puede llegar a una crítica.
Es decir, se necesitan complementos como las pruebas psicológicas o la clínica, que determinan enfermedades; y la forense, respecto a las conductas que en algún momento pudieron haber influido.
“Es un hecho que la ciencia está constantemente permeando en el mundo del derecho y la necesitamos, sobre todo, para llevar un juicio o una investigación”.
Ampliar la matrícula es uno de los retos. “Este 2024 ya recibimos el doble de estudiantes que solía recibir la Escuela, ya que en un principio eran aproximadamente 80 alumnos. Sin embargo, un cambio en las políticas públicas implica abrir espacios para ellos, los egresados”, asegura la titular de la Escuela Nacional de Ciencias Forenses.
Un ejemplo es cuando se creó la Comisión Nacional de Búsqueda, porque su titular de ese entonces, buscó a los científicos forenses y les abrió los espacios.
“Debe existir la prueba, la apertura de espacios, la recepción de los nuevos perfiles y confiar en que vienen preparados con las herramientas para tomar los retos”.
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Necesitamos generar confianza, si la sociedad no la tiene en nuestro sistema de servicios periciales se van a repetir las pruebas, recuerda Zoraida García.
“Es importante revalorar las Ciencias Forenses en México porque ya han evolucionado en los últimos años de manera muy rápida. Se trata de diseñar una estrategia cercana, atraer los procesos y dictar sentencias cuando se merezca”.
Cabe señalar que en el país, la mayoría de las personas buscadoras prefieren más en los servicios periciales del extranjero, porque cuando se les ha otorgado la posibilidad aquí, se tardan, no son claros, son oscuras y hay trabas, lo que pierde confianza. Además, acudir a universidades tampoco ha sido confiable, porque hay casos en fosas en los que no se entregaron por razones diversas y no sirve tener un perfil genético si no hay donde comparar. Existen obstáculos porque las universidades aun no tienen laboratorios acreditados.
México y los servicios periciales tienen el equipo como la Fiscalía General de la República, hay que desarrollar las capacidades.