Por: Juan Manuel García Arreguín
Durante estos meses, con motivo del cambio constitucional hemos escuchado muchas voces distintas, opiniones, ideas, críticas; perfiles en redes sociales que van desde la publicidad típica de candidatos políticos a elección popular, hasta personas que, por su picardía, ingenio, narrativa, propuestas o imagen, han llamado la atención.
Pero creo que ninguno nos hemos preguntado realmente qué es lo que significa ser un Magistrado o Juez Federal. Para ponerlo en contexto creo que es necesario conocer las historias atrás de cada una de esas personas.
Un Magistrado Federal comienza, en su mayoría como un joven que ingresaba como meritorio, sin recibir ningún pago, solo por el deseo de aprender lo que se hace en el Poder Judicial, generalmente porque observa a su madre o padre el ejemplo de trabajo como secretaria o secretario taquimecanógrafo; o, incluso, algunos de ellos iniciaron como alumnos de la escuelita o guardería de las madres trabajadoras de esa dependencia.
En ocasiones a la par, comienzan sus estudios universitarios mientras buscan un lugar en la carrera judicial, o en su caso como meritorios. Generalmente en universidades públicas, matriculándose en programas académicos semiescolarizado donde las clases solo se imparten viernes y sábados. Esto precisamente porque se encuentran laborando en Juzgados de Distrito, sin paga para ganarse una oportunidad en la carrera judicial.
En ocasiones, los meritorios después de culminar el horario se quedan a apoyar a coser expedientes, sacar copias o incluso acompañar en ocasiones a los actuarios a notificar al interior de los penales, solo por el gusto de conocer qué era la justicia y como se trabajaba en esos lugares.
En los Tribunales Federales la cosa tampoco es sencilla, cuando se tiene la inquietud de elaborar proyectos de sentencia, se debe entender que el Poder Judicial de la Federación no es escuela, donde te paguen por aprender, se debe ganar la oportunidad de aprender, mediante el esfuerzo y la dedicación.
Para ganar esa oportunidad, la condición es apoyar en las diversas áreas del Tribunal. Se debe comenzar la jornada en oficialía de partes, recibiendo los escritos que las partes presentaban registrándolos y turnándolos al Secretario de Acuerdos; apoyar en la elaboración de los acuerdos o respuestas que el titular brinda a cada una de las peticiones de los abogados.
Incluso, participar en las labores del área de actuaría, donde se elaboran los citatorios, cédulas de notificación, lista de acuerdos y razones actuariales con la información que los actuarios proporcionan, dando de baja los expedientes cuyas diligencias habían sido comunicadas a las partes.
Al entender cómo funcionan esas áreas, se debe auxiliar en el área de estadística y sistema integral de seguimiento de expedientes (SISE).
Finalmente, después de eso, llega la recompensa: se le permite revisar los expedientes para intentar elaborar proyectos de sentencia, donde de tener suerte y demostrar iniciativa, alguno de los secretarios invertiría, su tiempo para enseñar al aspirante las técnicas para elaborar sentencias, como analizar, sintetizar, comprender los problemas jurídicos y abordarlos y sobre todo, cómo explicarlos por escrito.
Con el paso del tiempo, cuando el joven logra culminar sus estudios como abogado, toca aplicar entre un sin número de aspirantes exámenes para acceder a la carrera judicial, ingresando al curso de especialización para acreditar la categoría de Secretario de Juzgado de Distrito y de Tribunal; o bien, exámenes de suficiencia para obtener las credenciales necesarias para poder ser seleccionado como Secretario o Actuario.
Esto no significa que, en automático, alguien va a venir con usted a pedirle que acepte un nombramiento. Esto no es así.
Se debe salir a buscar la oportunidad, para ello hay quienes toman una maleta con algo de ropa y deciden subir a un autobús para ir a tocar las puertas de cuanto órgano jurisdiccional se encuentre en cualquier parte del país. Oportunidades había, difíciles, pero si las había.
Una vez que una persona se logra colocar como Secretario, continua la lucha para seguir adelante, además de la función propia, era necesario aplicar concursos de oposición constantes de varias etapas: la primera de ellas consiste en un cuestionario escrito de opciones múltiples, donde se requiere una calificación mínima aprobatoria de 85 puntos, en esta etapa solamente tienen derecho a pasar las 50 personas que obtengan el puntaje más alto.
Los participantes que aprueben la primera etapa recibirán un curso de inducción para jueces de Distrito Especializados en el Nuevo Proceso Penal Acusatorio, en el edificio sede del Instituto de la Judicatura ubicado en la ciudad de México, Distrito Federal. Era necesario pasar este curso para acceder a la segunda etapa del concurso, la cual consiste precisamente en la elaboración de una sentencia, resolviendo un caso práctico como los que día a día se analizan por los tribunales federales.
Finalmente, la última etapa consiste en una entrevista donde in sínodo integrado por un Consejero de la Judicatura, un Juez y un Magistrado ratificados, examinan al aspirante. Esa entrevista consiste en que se toma un papel pequeño de una urna, donde se encuentran varios con la anotación de todos y cada uno de los temas del derecho, debiendo exponer, durante hasta 15 minutos el tema que le hubiera tocado. Después, los sinodales tienen la obligación de preguntar al aspirante lo que ellos deseen con relación a cualquier tema del derecho.
No siempre se aprueba en la primera oportunidad, pueden pasar años para alcanzar un lugar como juzgador, ¿por qué? Simple, solo los mejores preparados caben en ese círculo.
Luego, una vez que se logra alcanzar la categoría de Juez de Distrito, sigue el siguiente escalón. Magistrado Federal.
Para ese entonces, es común que un Juez Federal haya cambiado de residencia, dependiendo de las necesidades del servicio, alrededor de 3, 4, 5 o hasta 10 lugares distintos en todo el país.
Un Juez de Distrito, para ser Magistrado no puede abandonar sus labores, sino que debe dedicar alrededor de entre 5 o hasta 8 horas diarias de estudio para prepararse para el concurso para acceder al mayor cargo de carrera judicial. Generalmente, se concursaba contra más de 300 personas, porque se convocaban a los mucho 50 lugares para Magistrados.
Lo más importante es que, durante todo este tiempo, las personas que han dedicado su vida a esto comprenden, en su mayoría, todos los pesares que la gente vive, porque le toca analizar todos los problemas sociales que están a su disposición, donde debe tomar una decisión justa, lo cual es lo más difícil de hacer; pero además, con todo esto, su vida queda entregada y ligada a una cuestión fundamental, el amor a su patria y a su gente. Esto es cercanía a la gente, a la gente que acude a pedir justicia.
Esto es patriotismo, cercanía a la gente y entrega por el servicio, porque una persona con este perfil deja su vida de lado por la función, incluso hay quien la perdió por seguir en esta función, a sabiendas todos nosotros, que una sola sentencia puede costarte la vida o la carrera y, sin importar esto, por nuestra patria seguimos en esto.
Esto no es un trabajo, es un apostolado.
De acuerdo a cifras del Censo Nacional de Impartición de Justicia Federal 2023 del INEGI, al cierre de 2022, México contaba con un total de 1,647 jueces y magistrados federales en activo.