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#JusticiaDeADeVeras: menos formalismos, más respuestas reales

Por Claudia Valle Aguilasocho

En esta primera semana de campañas electorales para la elección de ministras, ministros, magistraturas y judicaturas, enfrentamos un fenómeno nuevo que —por inédito y por la polarización social— genera reacciones diversas. La saturación de redes sociales con fotos y propuestas no ha respondido la pregunta de millones de mexicanos: ¿por quién votar y qué beneficio traerán las ideas que circulan en TikTok, X o Instagram?

Muchas personas, con razón, se preguntan cómo alguien sin facultades legislativas puede hacer propuestas y, sobre todo, qué medios tiene para cumplirlas.

Este arranque de campaña es el momento ideal para explicar por qué escucharán nuestras propuestas, pero más importante aún, cómo pensamos hacerlas realidad. El origen de esta situación es la propia convocatoria, que exigía incluir acciones concretas a impulsar si logramos la confianza ciudadana a través del voto.

Coincidimos con el electorado en que las herramientas tecnológicas —y ya no tan modernas— deben facilitar el acceso a la justicia para quien reclama legítimamente ante una autoridad.

Desde hace tiempo estoy convencida de que, más allá de modernizar los procesos con la tecnología, es indispensable tener presente el propósito esencial de quien juzga: escuchar a las partes, que se sientan genuinamente atendidas y resolver los problemas que ponen en nuestras manos.

¿Qué temas son fácilmente implementables en favor de una justicia de a de veras, cercana y con puertas abiertas? Aquí algunos que todo aspirante debería defender.

Como en la vida, en el ámbito judicial existen plazos fatales: firmes, inamovibles. El énfasis excesivo en la formalidad muchas veces genera desventajas, porque la ley no distingue si quien busca justicia carece de recursos o asesoría legal. Si priorizamos exigencias formales sobre lo humano, no habremos entendido el sentido de acercar la justicia a las personas.

Hablemos, por ejemplo, del juicio en línea. Hoy es una realidad en el Tribunal Electoral Federal, donde ya se permite presentar demandas por correo electrónico o plataforma. Evitar el traslado es un buen comienzo, pero debemos avanzar más: permitir la presentación remota de pruebas, el desahogo de requerimientos y la consulta integral del expediente digital.

Otro formalismo que debe erradicarse son los requisitos excesivos para admitir un reclamo. No debe haber pretextos para que un tribunal deje de responder, y mucho menos para quienes, en situación de desventaja, no tienen garantizada una defensa adecuada para reclamar lo que injustamente se les ha arrebatado.

Debemos abrir paso a una justicia de a de veras, con vocación de resolver y de dar respuestas prontas y completas.

La comunicación de cualquier actuación de autoridad o tribunal debe explicarse de forma comprensible, clara y accesible.

Esas exigencias que el legislador probablemente no concibió como obstáculos deben superarse con una interpretación comprometida por parte de juezas y jueces. La justicia formalista debe ser cosa del pasado. Es tiempo de consolidar una justicia accesible, comprensible y centrada en las personas. Una justicia de a de veras, con vocación de resolver y no solo de tramitar.

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