Por: Nancy Fabiola Franco Gómez
De pronto abres tus redes sociales y te encuentras con candidatos preparados como chicharrón o jovencitas hablando de experiencia judicial. Todo ello es porque el próximo domingo uno de junio habrá elecciones para reintegrar los tribunales federales y locales, pero ¿podemos afirmar que, con la renovación de los juzgadores habrá un nuevo Poder Judicial?. La pregunta no es menor, considerando que la reforma Constitucional del año pasado, se anunció como el único camino para acabar con los privilegios, la corrupción y el nepotismo al interior de los tribunales.
La resistencia de algunos sectores públicos, privados y de la misma institución se fue apagando conforme avanzaba el proceso legislativo y político. Hoy es un hecho consumado y tenemos que salir a las urnas a elegir jueces y magistrados.
Electoralmente, se le ha denominado proceso extraordinario y lo es por muchas razones. Se trata de una elección distinta a todo lo que México y el mundo conoce. A nivel federal elegiremos 881 cargos, distribuidos en seis boletas de distintos colores, cada color por las estructuras que han de renovarse, se creará el Tribunal de Disciplina quien tendrá la tarea primordial de vigilar y sancionar a los juzgadores que incurran en actos de corrupción, negligencia o cualquier conducta indeseable en un impartidor de justicia.
Los candidatos hacen campaña sin financiamiento público ni privado, no forman parte de los partidos políticos, tienen múltiples restricciones que los ha llevado a incursionar en las redes sociales y volantear en las calles. En estos días, es fácil encontrar videos de abogados intentando visibilizarse rápidamente, hacerse virales.
En la Biblia (Mateo 7:16), se aconseja cómo reconocer y evitar a los falsos profetas, diciendo “por sus frutos los conoceréis”, pues bien, en esta elección, los ciudadanos tenemos la tarea de elegir a quiénes integrarán los nuevos tribunales, quienes tendrán la labor no sólo de impartir justicia, sino de demostrar que la elección popular sí era el único camino para México.
Así que, conozcamos los frutos que han dado los abogados candidatos, para que sepamos medianamente quiénes son, qué han hecho, desde cuándo y cómo; indaguemos en “Conóceles” la plataforma del INE, veamos los comentarios en sus redes sin que nos engañe la viralidad de alguno de sus videos; no necesitamos jueces influencers ni promesas que no podrán cumplir porque están fuera de sus facultades; empecemos por ahí, por saber que no pueden prometernos nada, pues lo que se espera es que resuelvan con honestidad e imparcialidad, lo que implica que la mitad de los que acuden a los tribunales se decepcionen porque no obtuvieron una sentencia favorable.
Por eso no hay jueces populares, pues la verdad es que el último lugar a donde queremos llegar es a los tribunales, nadie quiere que su nombre esté en un expediente, es desgastante, una pérdida de tiempo y dinero. No obstante, tenemos que participar en estas elecciones y decidir si nos convencen los ingredientes de los chicharrones o si los rostros que han ganado likes también tienen mentes preparadas para lo que les espera: tribunales con rezago, desconfianza de los usuarios y un mundo expectante con los resultados de esta elección. La historia nos juzgará a todos.