Por Verónica de Gyvés Zárate
Con 42 años de experiencia en el Poder Judicial de la Federación, he tenido la oportunidad de observar de cerca los desafíos que enfrenta este sistema fundamental para la sociedad mexicana. A lo largo de mi carrera, he identificado varios problemas que afectan la eficacia y la confianza en la administración de justicia. Entre los más destacados se encuentran la corrupción, el nepotismo y la justicia tardía, muchas veces provocada por un exceso de formalismos. La corrupción es uno de los problemas más graves que socavan la integridad del sistema judicial, afectando no solo la percepción pública del Poder Judicial, sino también impidiendo que se imparta justicia de manera equitativa. El nepotismo, por su parte, crea un ambiente de desconfianza y descontento, favoreciendo a familiares o amigos en la asignación de puestos y llevando a decisiones judiciales sesgadas. Además, la justicia tardía, resultado de la excesiva burocracia y los formalismos en los procedimientos judiciales, provoca retrasos significativos en la resolución de casos, afectando a los litigantes y contribuyendo a la percepción de que la justicia es inalcanzable para muchos.
Desde mi perspectiva, y como Consejera del Consejo de la Judicatura Federal y ahora candidata al Tribunal de Disciplina, propongo varias medidas para abordar estos problemas. Es fundamental establecer métodos de trabajo que faciliten el cumplimiento de las obligaciones de vigilancia y las atribuciones sancionadoras del Tribunal, lo que permitirá una supervisión más efectiva y una respuesta más rápida ante irregularidades. Asimismo, es crucial velar por la correcta aplicación de la ley al imponer sanciones a jueces, magistrados y ministros que incurran en actos contrarios a la normatividad, asegurando que el Tribunal Disciplinario no se convierta en un órgano persecutor, sino en un ente que promueva la ética y la responsabilidad. También propongo la creación de un Sistema de Medidas Preventivas de Mejora Judicial, que permita emitir advertencias formales a los juzgadores con rezago procesal, otorgándoles un plazo para corregir su situación mediante un plan de trabajo, fomentando así una cultura de mejora continua.
En cuanto al acceso a la justicia, estoy convencida de que es una realidad para todas y todos los mexicanos. Sin embargo, es importante matizar que, aunque cualquier persona puede acudir a un tribunal para plantear su problema, a menudo los operadores jurídicos pierden de vista las verdaderas necesidades de la ciudadanía. En lugar de centrarse en lo que realmente se reclama, se enfocan en formalismos y legalismos que pueden desvirtuar la esencia de la justicia. La verdadera justicia debe ser accesible y comprensible para todos, y es esencial que los operadores del sistema judicial escuchen y comprendan las demandas de la población, buscando siempre resolver los asuntos con apego a la ley, pero también con un enfoque humano y sensible a las realidades de quienes buscan justicia.
Definitivamente, el Poder Judicial enfrenta desafíos significativos que requieren atención y acción. Las y los candidatos que estamos contendiendo para esta nueva etapa, no sólo tenemos el compromiso de hacer cumplir la ley sino tenemos la responsabilidad de hacer un poder accesible y justo para todo el pueblo de México, sin divisiones ni favoritismos