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Cambios y cuestionamientos de nuestra profesión

Por Ana Karina Favela Pérez

Nuestro país se encuentra ante una intensa modificación a lo que ha sido la base de nuestro sistema judicial, e incluso, de estado, en el entendido que la base consolidada de este país incluyendo el manejo de la separación de poderes, se ha visto afectada por cambios sustanciales por la multicitada reforma judicial y derivados, en donde colegas, juzgados, tribunales y gente allegada a la causa ha incluso entrado en paro, salido a marchar a las calles, buscado las instancias y criterios lógico-jurídicos para que se lleve a cabo la reconsideración de vaya alteración a nuestro sistema judicial, buscando, con justa razón, que se exija mayor preparación, profesionalismo y conocimiento legal por parte de nuestros juzgadores.

Ante tantos cambios a la incuestionable afectación a la profesión legal, y tanta impotencia del gremio, me planteo, si la abogacía en sí también deba cambiar. Si bien lo que exigimos son jueces y magistrados preparados (y, a modo de acrecentamiento) ¿podríamos exponer la idea de exigir también mejores y más preparados abogados?

Las bases coloquiales de la reforma han sido principalmente por razonamientos en contra de la corrupción, pero la corrupción no solo se presta por el gobierno, si no también por los particulares, partidos políticos y elecciones de cualquier tipo, solo en ésta, encontramos un requisito, el de nuestra adorada profesión.

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En la abogacía, como en la vida, existe un enfrentamiento por parte de la sociedad por confiar en profesionistas, en su preparación, conocimientos y ética. Como alguna vez me dijeron “hay gente que sabe y hay gente que no sabe, pero los dos traen traje”.

Si bien no hay duda alguna que el gobierno es el que imparte la justicia a la sociedad, y que los alcances de la sociedad no están ni cerca a los alcances del gobierno y su poder; la participación ciudadana es pieza fundamental a los cuestionamientos sociológicos, del estado y del derecho.

Mi cuestionamiento sería, si replanteamos establecer una barra/colegio de abogados obligatoria como lo es el Colegio de Notarios, en la cual se imparta un examen de conocimiento para la iniciación a la profesión, se fomente su constante actualización, que cuente con su propio jurado de ética implementado por los propios agremiados ¿podríamos regular mejor la profesión por simple vocación?

Reitero el dilema de la desconfianza social a la profesión legal por el conocimiento y/o ética de los abogados, ¿no ayudaría a la sociedad y a la profesión una mayor exigencia? Aunque sea establecer una barra/colegio de abogados en el que, el que viole el código de ética… se dé a conocer… aunque, de igual manera no pasa desapercibido que ciertos abogados de poder y renombre sean los primeros en querer esconderlo.

Asimismo, el planteamiento no es tan sencillo, pues una barra/colegio debe entender los contextos de cada región geográfica del país, incluyendo sus desigualdades, porque no es lo mismo un abogado ejerciendo en una zona rural a uno en Polanco, o incluso, aquellos ejerciendo en zonas de guerra, sin embargo, el planteamiento de dicha institución conllevaría una estandarización.

Se podría decir que para la implementación de la barra/colegio, se requerirían líderes, normativa, críticos, principios, criterios, control difuso y un sinfín de sustancialidad…así como en el gobierno.

Para este orden, igualmente se requiere una misión y una visión, si me preguntas a mí, de chiquita quería ser abogada por que representaba una tarea de liderazgo y modelo a la sociedad, digo, también por el conocimiento… que siempre es poder, es decir, había una cierta admiración a la profesión y su impacto. Imaginemos que existiera una barra/colegio que consolide a los profesionistas que sean un modelo de referencia, que se velen por las mejores prácticas éticas, y la actualización e innovación jurídica, que den sentido social y humano a la carrera de derecho con un estándar a la vanguardia, ¿acaso no llamaría la atención y confianza, no solo de la sociedad, si no, a nivel internacional, como, por ejemplo, inversionistas?

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Que este modelo propuesto pueda dar mejor garantía a la ética y eficiencia de los abogados de este país, que asegure que los aspirantes tengan entendimientos sólidos de las leyes y procedimientos, una demostración de competencia y conocimiento profundo de la ley y su aplicación práctica, ética, honrada, recta, justa, íntegra, moral, honesta y demás valores y principios que nos rijan como participantes elementales del sistema de justicia.

Y sí, suena maravilloso, pero el cuestionamiento es aún más amplio, ¿acaso no me está faltando contexto para poder citar la realidad? siempre que se busca un cobarde en este país, se ha encontrado para continuar afectado al sistema, para implementar una estructura social como lo es un colegio/barra, ¿acaso mis colegas están preparados para estar en una situación de poder en el gremio, y no doblegarse? Si bien, hay colegas que son un ejemplar magnifico a la representación profesional y ética, es innegable que abogados muy reconocidos y exitosos lo son por su destreza en el manejo alterno del sistema, aquellos que volteemos para instaurar el ejemplo, ¿acaso no estarían dispuestos a acribillar y bloquear a los inconvenientes? ¿para mantener un autoritarismo y protección a sus intereses personales? Como sociedad y gremio ¿qué tanto estamos preparados?

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