Las elecciones judiciales están próximas a celebrarse, lo que genera incertidumbre entre muchos ciudadanos en México sobre la preparación y trayectoria de quienes aspiran a integrar la Suprema Corte de Justicia de la Nación y otras instituciones clave del Poder Judicial. Por ello, es fundamental que los mexicanos se informen de manera exhaustiva sobre el perfil de cada uno de los candidatos judiciales, como es el caso de Fabiana Estrada Tena.
En el portal “El Mundo del Derecho”, nos comprometemos a brindarte información de calidad; por eso, a continuación te presentamos los detalles sobre el perfil de Fabiana Estrada Tena.
Fabiana Estrada Tena desea convertirse en ministra de la Corte Suprema de Justicia de la Nación, por lo que su nombre figurará junto al número 9 en la papeleta morada de las elecciones del 1 de junio.
Cursó la licenciatura en Derecho en la UNAM y se graduó con mención honorífica; además, completó la maestría en Derecho en la Universidad de Virginia.
Desde su punto de vista, la función jurisdiccional debe ser una herramienta para la igualdad y la no discriminación. A través de ella deben desmoronarse obstáculos, corregirse desequilibrios y alcanzarse resultados justos. Esto implica una interpretación del derecho que priorice la justicia sustantiva, buscando soluciones equitativas, que reflejen los valores y aspiraciones de una sociedad en constante transformación. Solo juzgando con una perspectiva social, puede garantizarse el acceso a la justicia y la efectividad de los derechos.
La justicia es un derecho, no un privilegio. Esto significa que debe ser para todas las personas y no para unos pocos. Para ello es indispensable una visión social de la justicia, orientada a reducir las brechas de desigualdad y a garantizar un acceso igualitario al sistema jurídico. Es fundamental asegurar que todas las personas, sin importar su origen o situación económica, puedan satisfacer sus necesidades básicas y acceder a las oportunidades en igualdad de condiciones y con dignidad.
La reforma judicial debe ser comprendida a la luz del contexto histórico, político y social que le da origen. No se trata solo de modificar a las personas, sino de transformar a las instituciones para renovar la justicia. ¿Qué tipo de justicia deseamos entonces? Propongo desarrollar la idea de una justicia humanista, concebida como una justicia íntegra, comprometida con una visión social y con una perspectiva de igualdad y no discriminación. Una justicia cercana, que escucha, que comprende y que resuelve.
Para afrontar los grandes desafíos de nuestro país es indispensable un diálogo institucional que respete la separación de poderes y fomente la colaboración, con el objetivo común de servir al interés público. Para ello deben establecerse mesas de trabajo y foros interinstitucionales que faciliten identificar necesidades, intercambiar ideas y experiencias. Además, debe impulsarse un intercambio constante de información y reportes. De igual manera, deben iniciarse esfuerzos conjuntos de formación.